
Todas las madres del planeta acarician, abrazan y acunan a sus bebés, pero de unos años hacia este tiempo, la sociedad industrializada nos ha instado a no tocar, no mimar y no acostumbrar a los bebés a estos cuidados.

En aquellas culturas que el instinto de la madre a tocar a su bebé no ha sido anulado, se sigue transmitiendo el arte del masaje infantil de generación en generación. Estudios interculturales muestran que en aquellas sociedades en las que los bebés son abrazados, porteados, amamantados y a los que se les da masajes frecuentemente, se convierten en adultos menos agresivos, más empáticos y cooperadores.
A través del tacto nutritivo se facilita la conexión y vínculo entre el padre, la madre y su bebé, favoreciendo que se establezca un apego seguro entre ellos, lo que será beneficioso para el desarrollo integral del niño/a.
- Contacto físico estrecho con la madre y el padre
- Vinculación afectiva segura
- Conexiones neuronales y estimulación de los sentidos
- Comunicación con el bebé
- Intimidad y ambiente relajado
- Respeto a ritmos del bebé
- Liberación de endorfinas y oxitocina que contribuyen al desarrollo del cerebro del bebé y el correcto establecimiento del vínculo
- Mejora la digestión, la circulación, la respiración y alivia cólicos y gases.
- Facilita un sueño tranquilo al bebé
- Implicación de toda la familia
- Liberación de tensión emocional y física
El masaje infantil va dirigido a bebés desde el primer mes de vida y adaptándolos a su edad se puede hacer durante todo el tiempo que quieran los niños y niñas y sus padres.
Los cursos constan de 5 sesiones de 60/90 minutos. Las sesiones se realizan una vez a la semana en formato grupal, aunque con un número pequeño de participantes, de esta forma fomentamos la crianza en tribu y ayudamos a que las madres y padres, en la etapa de la maternidad en la que se encuentren, se sientan acompañados.